Cafunga: Un Bocado de Tradición que Susurra Historias

CAFUNGA: UN BOCADO DE TRADICIÓN QUE SUSURRA HISTORIAS

Cafunga: Un Bocado de Tradición que Susurra Historias

Imagina un aroma que te abraza. Dulce, especiado, cálido. Un bocado que te transporta a una cocina de campo, donde el tiempo va más lento y las manos trabajan con amor. Hoy quiero hablarte de la cafunga, ese humilde bollito envuelto en hoja de plátano que guarda siglos de sabor, historia y resistencia.

Una historia que se cocina al vapor

La cafunga nació en el cruce de caminos entre África, América y el Caribe. Su nombre —como su esencia— es mestizo. En algunos rincones de Venezuela, sobre todo en la región oriental, hablar de cafunga es hablar de abuelas, de hornillas de barro y de desayunos compartidos al pie de una mata de mango.

Muchos relatos populares sitúan su origen en las comunidades afrodescendientes, quienes, con creatividad y pocos recursos, transformaban ingredientes accesibles como el cambur maduro, el coco y el papelón en delicias memorables.

No se trata solo de comida: es una forma de resistencia cultural, una receta que sobrevivió la esclavitud, la pobreza y el olvido… y que hoy resurge como símbolo de identidad.

¿Qué hace especial a la cafunga?

Primero, su sabor. El dulzor natural del cambur o banana, la textura jugosa del coco rallado, el aroma profundo del clavo de especia y el anís. Todo esto, envuelto en una hoja de plátano que se torna fragante al contacto con el vapor, infundiendo al bollito un sabor que no se puede replicar en moldes de metal ni en hornos eléctricos.

Y segundo: su versatilidad. Se puede servir sola o acompañada con mantequilla, queso de mano, o incluso con un café colado bien fuerte.

Es la merienda que no necesita presentación, pero merece un altar.

La receta: cómo hacer cafunga como lo hacía mi abuela

Ingredientes:

  • 4 cambures maduros (también puedes usar 8 titiaros)
  • 1 taza de harina de trigo (240 g)
  • 1 taza de coco rallado
  • 2 cucharadas de papelón rallado (también conocido como raspadura, panela o piloncillo)
  • 1 cucharadita de semillas de anís dulce
  • Clavo de especia al gusto (opcional: canela en polvo)
  • Hojas de plátano limpias y pasadas por el fuego para ablandarlas

Preparación:

  1. Pela y tritura los cambures hasta formar un puré suave.
  2. Agrega el coco rallado, el papelón, las semillas de anís, el clavo y mezcla bien.
  3. Incorpora poco a poco la harina de trigo, removiendo hasta obtener una masa homogénea, húmeda pero no líquida.
  4. Corta las hojas de plátano en rectángulos y coloca una porción de la mezcla en el centro de cada una.
  5. Dobla las hojas cuidadosamente como si estuvieras haciendo un tamal, y asegúralas con hilo de cocina si es necesario.
  6. Cocina al vapor durante unos 30–40 minutos hasta que estén firmes y aromáticas.

Sirve caliente… y con el corazón abierto.

La cafunga no solo alimenta el cuerpo. Alimenta la memoria. Cada vez que la preparamos, recordamos de dónde venimos. Y cada vez que alguien nuevo la prueba, compartimos algo más que una receta: compartimos una parte del alma venezolana.

Así que la próxima vez que tengas cambures maduros en tu mesa y un poco de coco en tu despensa, atrévete. Haz una cafunga. Y permite que este pequeño bollito dulce te cuente su historia.